Cómo convertirte en ilustrador freelance: tips sobre tarifas y clientes
Descubre consejos prácticos para ser un profesional de la ilustración: cómo valorar tu trabajo, cómo conseguir encargos o clientes
Ya sea en los bosques de Carolina del Norte o pintando en su jardín, Jessica Roux (@jessicaroux) estaba destinada a convertirse en una ilustradora independiente especializada en flora y fauna.
En este contenido exclusivo para la comunidad PRO, Jessica comparte sus consejos para iniciarse en la ilustración freelance profesional. Descubre sus tips imprescindibles sobre precios, derechos, redes sociales y más para convertirte en un artista profesional de éxito.
Desde que se graduó, encontró un trabajo y se convirtió en una profesional independiente, los diseños de Jessica han aparecido como láminas y pegatinas en publicaciones como The New Yorker e incluso en su libro Floriography: An Illustrated Guide to the Victorian Language of Flowers.
Explica que, al principio, puede parecer que se trata de un trabajo ideal y “poco realista”, pero ahora le parece lo contrario y no podría imaginarse haciendo otra cosa.
Cómo establecer los precios
Jessica explica que el precio no es solo cuestión del tema y la complejidad de una obra o de establecer una tarifa por hora, sino que tiene que ver con los derechos y el uso. “El derecho de uso se refiere a dónde se va a usar y en cuántos sitios. Otros derechos incluyen cosas como la exclusividad” o si se puede “autorizar su uso también a otros clientes”. Una licencia mundial y en exclusiva generalmente será más cara; una licencia no exclusiva (por ejemplo, para una colección limitada de camisetas) será más barata.
Para iniciarte en el tema, Jessica recomienda el libro The Graphic Artists’ Guild Handbook for Pricing and Ethical Guidelines, en el que puedes contrastar el tipo de empresa y el ámbito del proyecto para establecer una tarifa realista.
El dilema de trabajar gratis
“Desde luego, trabajé gratis cuando estaba empezando”, dice Jessica, “y no lo recomiendo. Los clientes que quieren que trabajes gratis o a cambio de visibilidad suelen pedir un montón de cambios y tienen ideas muy concretas”. En cambio, un buen cliente te contrata por tener tu propia voz y te deja una cierta libertad.